Carboxiterapia

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Efecto lipolítico localizado y rejuvenecimiento cutáneo

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    carboxiterapia

    Es un tratamiento no quirúrgico en el que se usa terapéuticamente el anhídrido carbónico (CO2).

    Indicaciones

    El origen de esta terapia se encuentra en la estación de aguas termales de Royat, en Francia cuando, en la década de los 50, un grupo de cardiólogos aplicó la terapia a pacientes que padecían diferentes enfermedades relacionadas con la mala circulación sanguínea y la acumulación de grasas.

    Se utiliza para mejorar la microcirculación sanguínea, en caso de úlceras vasculares, para reducir los tejidos grasos (mediante la ruptura de la membrana de la célula grasa) y para el rejuvenecimiento cutáneo.

    En este último caso, se consigue una oxigenación que mejora notablemente la elasticidad de la piel. También se aplica para celulitis, obesidad localizada (ayuda a reducir medidas), flacidez, estrías, micro varices, pre y post lipoescultura (mejora los resultados evitando fibrosis). La carboxiterapia no representa toxicidad sistémica ni efectos secundarios.

    La técnica

    El procedimiento consiste en la introducción del anhídrido carbónico (CO2) por vía percutánea, subcutánea o intradérmica con una fina aguja a la que llega el gas de tipo medicinal, específico para este uso, desde el equipo adecuado para este fin.

    El tratamiento: antes, durante y después

    Antes de someterse a un tratamiento de carboxiterapia hay que realizar una consulta con el médico especialista para determinar si está indicado en su caso y si hay que seguir algún protocolo previo.

    Una vez desinfectada la piel, se comienza con las microinyecciones de CO2 mediante una finísima aguja conectada a un aparato que regula la velocidad del flujo, el tiempo de infusión y la dosis. Al penetrar el CO2 en forma de gas se difunde fácilmente hacia los tejidos adyacentes produciendo una hiperdistensión del tejido subcutáneo liberando bradiquina, serotonina, histamina y catecolaminas que estimulan a los receptores beta-adrenérgicos produciendo lipólisis (destrucción de las células grasas).

    El CO2, al entrar en contacto con la grasa se difunde y parte de él va a los glóbulos rojos: al ponerse en contacto con la hemoglobina, cede el oxígeno a los tejidos. Ese oxígeno permite ser usado para reacciones metabólicas y además produce una estimulación de la combustión de grasas.

    Este gas no representa ningún peligro, puesto que es el mismo que expulsa nuestro cuerpo a través de la respiración. Para terminar se hace un masaje manual para ayudar a diluirlo y hacerlo circular. El CO2 actúa en la zona afectada y se elimina muy rápidamente.

    Durante el tratamiento puede aparecer una ligera rojez momentánea debido al efecto vasodilatador y oxigenante del tejido. En un porcentaje pequeño de los casos se puede notar un ligero dolor por la distensión de los tejidos debido al gas y algún hematoma leve.

    Los primeros resultados se observan de inmediato, la calidad del tejido mejora, la piel se vuelve más lisa y las zonas afectadas se vuelven más delgadas. Después del tratamiento se puede reanudar las actividades habituales.

    Sesiones aconsejadas

    Los tratamientos corporales suelen ser 12 sesiones y en el caso de los faciales entre 6 y 12 que se realizan una vez a la semana. Cada sesión requiere unos 20 minutos.

    Resultados

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    Fotos extraídas de internet