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La sudoración excesiva es un efecto fisiológico producido por el sistema nervioso simpático, necesario para la regulación de la temperatura del cuerpo.
En algunas personas, aproximadamente 1% de la población, este sistema trabaja a un ritmo mucho mayor del adecuado. Esta condición se denomina Hiperhidrosis.
Las causas de dicho trastorno son desconocidas, en la mayoría de los casos, pero siempre hay que descartar las alteraciones tales como: hipertiroidismo, diabetes, obesidad manifiesta, menopausia, síndrome del túnel carpiano, etc.
Este problema generalmente empieza en la niñez o en la adolescencia y persiste durante toda la vida empeorando en situaciones de estrés, ansiedad o si se abusa de bebidas excitantes (café, té …) y tabaco. Habitualmente, se reduce por la noche, pero puede estar presente a lo largo de todo el día. A veces se inicia en la edad adulta sin conocerse la causa.
Calzado de piel, evitar gomas, prendas no sintéticas… Es útil utilizar polvos de talco, especialmente, en las hiperhidrosis moderadas localizadas a nivel de pies, pliegues submamarios y otros pliegues cutáneos. El lavado frecuente con jabones puede reducir las molestias producidas por la sudoración, pero los jabones pueden ser causa de dermatitis.
Estos desodorantes es mejor aplicarlos cuando la piel está bien seca, después de una ducha más bien fría, especialmente antes de acostarse. Inicialmente, deben utilizarse cada noche durante unas semanas y, posteriormente, sólo dos veces a la semana. Los productos más concentrados pueden ocasionar algo de irritación.
En algunas ocasiones mejora los síntomas. Se trata de hacer pasar una corriente eléctrica, de bajo voltaje, a través de la superficie cutánea, lo que provoca una reducción de la producción de sudor por parte de las glándulas udoríparas.
Tienen efectos secundarios como el desarrollo de visión borrosa, sequedad de boca y retención urinaria, por lo que en general no se usan.
También se ha utilizado sin demasiado éxito.
En casos de hiperhidrosis resistentes a todos los tratamientos, puede plantearse la realización de un tratamiento quirúrgico que consiste en la extirpación de las glándulas sudoríparas o en la realización de una simpatectomía.
La simpatectomía es el tratamiento de elección en los casos de hiperhidrosis palmar intensa. En casos de hiperhidrosis axilar rebelde puede plantearse la extirpación quirúrgica de las glándulas sudoríparas que puede realizarse mediante liposucción o por medio de extirpación del área afecta.
El mecanismo de acción consiste en bloquear las terminaciones nerviosas, responsables del estímulo de las glándulas sudoríparas. Se inyecta en la dermis con anestesia local, en la mayoría de los casos.
Es un tratamiento no agresivo, no requiere baja laboral, no necesita anestesia general y las molestias posteriores son mínimas. El tratamiento es transitorio, suele durar de 4-12 meses en el mejor de los casos. No obstante, cuando han finalizado los resultados, puede ser repetido de nuevo. Es un buen tratamiento que ayuda a mejorar la calidad de vida del paciente.
La hiperhidrosis puede llegar a ser muy molesta oscilando el grado de sudoración desde moderado hasta severo (caída de gotas de forma continua). Si se afectan las axilas puede formar un halo blanco de sal en las ropas.
El sudor en las manos es molesto para saludar y en ocasiones se dificultan tareas como la de la escritura. En algunos casos las manos se ponen violáceas y frías. A nivel de los pies, es frecuente el desarrollo de infecciones secundarias como la tiña pedis (pie de atleta) o el desarrollo de eczema.
En la actualidad no se puede hablar de cura de la hiperhidrosis, sin embargo, con los tratamientos se puede ayudar a reducir la sudoración.
(*) Cada persona es única, por eso, cada tratamiento puede presentar resultados diferentes. Siempre es necesaria una valoración previa con el médico especialista para orientarle y explicarle los resultados que puede esperar.